domingo, 12 de febrero de 2012

Paredes de cartón, corazón de oro.

Frío. Mis paredes se fueron con el viento. Mis muelas hacen música y nadie me paga por ello. 
Siento hielo en las manos, pero en los pies ya no siento nada. Creo que el sol dura demasiado poco, que la noche es excesivamente amplia. Cuando sueño, sueño que estoy dormido, que no puedo ver a través de mi tejado.
Corro. Me imagino con tan solo diez años, corro porque juego al escondite. Se la liga soledad, pero siempre me encuentra, ella siempre está detrás, está en todos lados, es imposible encontrar la guarida ideal. Corro porque así el gélido frío es un poco menos frío, el sudor, mientras está caliente, es como una estufa incorporada. Corro, a decir verdad, porque solo puedo correr, huyendo de muchas cosas, escapando, también, de personas que son de todo menos personas. 





Sonrío a quien me sonría, pero también al que no lo haga. Creo que todo el mundo merece una buena cara, y creo que le debo a la vida un buen gesto, un poco de felicidad. Pues se lo entrego.
Sonrío porque soy feliz, porque soy afortunado, pues tuve muchas cosas aunque ahora no tenga tantas... Pero sobre todo sonrío porque aún sueño, y mientras siga haciéndolo, podré vivir en un mundo perfecto.
Mis paredes se fueron con el viento, el cartón no es ideal, mis paredes... al menos tengo paredes. Soy feliz, y aún más si lo intento.


Positividad es, saber que la vida ya es una razón. Es la razón.

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