miércoles, 7 de marzo de 2012

Solitaria sirena...

Lanza la mirada al mar, y como si se tratase de un anzuelo, espera recogerle resguardado entre sus ojos. Tirar de la cuerda suavemente, para que no se esfume, y contemplarle entre sus brazos.
Entrega un sentimiento sin palabras, queriendo observar todo un mar.
Pero han pasado tres años de sequía, y el único agua que encuentra, es la que derramó su anzuelo... No quiere buscar en ese mar.
Intenta cambiar de estrategia, cambiar de olas y toparse de frente con su enorme pez, que no es menos humano que ella, pero tan delicado que se esfuma con el viento.
Todo esto es por culpa de lo inmenso donde buscar, del tiempo. Ella solo es una sirena, con alas de ángel y corazón de plomo. Sirena sin mar, alas que no pueden con el pesado pum, pum, pum....
Pum, sueños que viajan al compás de su mirada, y se alejan de su objetivo.
Pum, alas heridas, corazón pesado, corazón triste.
Pum, sirena que busca a su pez, y no lo encuentra, no lo encuentra...
Pum, es así como se derrama...
Es así como la sirena se ahoga sin agua, como llora sin su mirada, así se pierden sus sueños, se pierde su pez... Se queda ahí, clavada como una roca, esperando que una ola rompa contra ella y la traiga una respuesta. Lejana de todo, de ella, dejando pasar el tiempo, porque nada más puede pasar...
Nada más puede pasar... Si su pez murió, y hay sequía, no existe ningún otro pez que el suyo, y su pez murió....



Es la respuesta que estabas esperando, es mi corazón en tu corazón y el apoyo para nadar, volar, y soñar. No te rindas, coge fuerzas y sé feliz.

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