sábado, 14 de abril de 2012

Un día en blanco y negro.


En la noche mirando al sol, buscando la luna en el día.

Hoy el cielo llora, procura atención, compasión. Solo encuentra la compañía camuflada de la lluvia de mis ojos.  Porque en algún momento las cosas dan vuelcos, y lo que querías ya no está, lo que no querías, lo necesitas.
¿El sol? No brilla, está tenue. Se puede observar sin gafas, se puede sentir su pena. Sus rayos ahora no son capaces de atravesar a la nube, y el día es una noche.
¿La luna? Ilumina calles muertas, sorprende a dos enamorados enloquecidos, y me espía mientras duermo. No me deja dormir, ya no duermo.
Mis ojos, aún cerrados, están teniendo pesadillas despiertos. Mis ojos, cansados, no pueden dormir. Descansar es, entonces, no pensar en él.
Descansar, es morir en el intento, y seguir en esta vida.

Seguir, porque al fin y al cabo es lo único que importa, seguir sin camino, perderme entre tanta gente.
Tanta gente, y yo camino sola... ¿Para qué seguir?
Pues seguir, únicamente, porque hay que seguir.

Nadar sin océanos, buscar el sol en un día de lluvia.